sábado, 19 de marzo de 2011


Cuerpo tenso.
Movimientos rapidos.
Acciones seguras,
con la mandibula dura.
Boca cerrada.
La nariz en punta,
con los pomulos saltados.
Un cagon diria "amenazantes"

Los ojos bien abiertos,
totalmente desquiciados,
desorbitados.
Cada vez mas abiertos.
A cada palabra, mas intensos.
Buscando darle la vuelta
a los parpados, sobrepasando
la cuenca de sus ojos.

Hasta que caigan como dos canicas,
cerca de sus pies.
Que tiemblan,
por la hiperactividad
de su comportamiento.
Y la exitacion motriz,
con la que camina.
Con el pecho tirado abajo,
la espalda algo encorvada.

Mira a los costados.
Mira a todos y a todos lados,
con mala cara.
Porque no busca nada bueno.
No busca la buena respuesta.
Rechaza la compasion,
y desgarra el cuello de la discusion,
de una opinion distinta.

Un hermitaño.
De ojos desquiciados.
El mas loco insano,
el unico que va a salir ileso,
de este puto manicomio.
Donde armo todo los motines.
Jugando un juego tactico.
Ganando una guerra epica.
Entre El, el mundo y la verdad.

miércoles, 31 de marzo de 2010


[Un Cuarto Para Vos]

Un cuarto olvidado por Dios.
Por la madre, los hermanos,
y el macho alfa de la manada.



Un cuarto olvidado por vos.
Rodeado de excusas y críticas.
De elogios y admiración.



Rodeado de voces, susurros,
y gritos.


Taladrando día y noche,
horario completo,
la pared mas sensible.



Y no consiguen nada
visible a sus ojos.

Pero por dentro un sismo,
agita los estantes,
arrebata con los libros,
se deshace de la cristalería
y genera un caos en el cuarto.



Por dentro el preso,
mira al techo y tiene miedo.
Seca la saliva de sus labios,
y acaricia con su lengua,
todos sus dientes blancos y derechos.



Masajea su sien tan fuerte,
hasta provocarse el dolor.
Después de cada sismo,
es lo único que lo anima.



Y vuelve a dibujar,
con sus manos en el aire,
el rostro de la que paso
lija por las paredes de su cuarto.
Para quitar la pintura,
y mas tarde volver a darle color,
con el movimiento casi hipnótico de su lengua.

miércoles, 24 de marzo de 2010


Fuimos, somos y seremos.




Sos, la suavidad de una amapola.

Y yo, el suave viento que la sopla.

Sos, el encanto de una pintura.

Y yo, el misterio que la hace unica.

Soy, la inquietud de una duda.

Y vos, la certeza que la esfuma.

Soy, la pregunta que desespera.

Y vos, la respuesta que tanto se espera.

Fuiste, un pasado inolvidable.

Y un futuro tan deseable.

Yo, los restos de un presente inimaginable.

Soy el cielo y vos la tierra.

Alla en el horizonte en donde se entregan.



O quizas..

Somos una maquina falsificadora de Amor.

Pero cuando vamos caminando.

Cuando te veo sonriendo y hablando.

Se que somos un milagro.

De esas cosas que no entiende la razon.

Un plan inesperado del destino. Lo se.

Lo se cuando me besas el cuello.

Y yo me pierdo en tu cabello.




Yo soy, el silencio de una sala de cine.

Vos sos, la intriga de saber que es lo que sigue,

en una pelicula de amores imposibles.


Soy las fuertes e interminables olas de los mares.

Sos la ardiente arena que sin moverse alli me espera.



Somos la frescura de un bosque.

Sos la hermosa Ninfa que lo habita.

Soy el lujurioso Satiro que te espia.




O quizas..

Somos unas hermosas metaforas de la alegria.

Pero cuando vamos caminando.

Cuando te veo sonriendo y hablando.

Se que somos un milagro.

De esas cosas que no entiende la razon.

Un plan inesperado del destino. Lo se.

Lo se cuando me besas el cuello.

Y yo me pierdo en tu cabello.



Soy el "Espiritu sin nombre"

Y vos mi "Indefinible escencia"

domingo, 21 de marzo de 2010



Acaricia con la palma de su mano.
Despacio, lento, suavemente.
Consolando su vientre.
Con cuidado. Su vieja mano,
puede estropear allí,
donde por momento hay vacio.
Seco, liso, limpio.

Mueve y agita,
su delgada extremidad alternativa.
Esperando que escupa,
algún pensamiento de el.
Tiene suerte,
puede dar a luz,
sin pasar por el dolor del parto.

No intenta inventar.
Mediocres actos no son su habilidad.
Compite a la par de Dios,
creando a su antojo.
También, lo incita a competir,
demostrando que con un suspiro,
puede matar a sus descendientes.

No se da cuenta,
del insecto que camina
perdido por su pared.
No hasta que no termine la música.
Solo ahí levanta la cabeza,
cuando el disco salta.

Borra algunas atrocidades.
Le da ruido al ambiente,
con el crujir de su cuello.
Mira a su hijo desde lejos.
El lado derecho de su boca, sonríe.
Diciendo: Me gustas mucho.
El lado izquierdo de su boca,
haciendo pelea, esta serio.
Diciendo: Claro, si sos mi hijo.

En unos meses se olvida de el,
como de tantos otros.

jueves, 18 de marzo de 2010


¿Hay alguien allí afuera?
¿Hay alguien allí afuera?
Que esta tocando mi puerta y no deja de hacerlo.
¿Hay alguien allí afuera?
Que esta tocando mi puerta y no me deja dormir.
¿Hay alguien allí afuera?
Imitando un redoblante oxidado marchando sin opción a la batalla.
-Toc, Toc, Toc- ¿Hay alguien allí afuera?

¿Quizás viniste por mí? ¿Quizás decidiste volver?
Viejos pensamientos bailando sobre neuronas viejas, así lo llamo yo.
¿Porque he de abrir la puerta, si allí hace frio y yo ya lo eh sufrido?
Debe ser otra de tus fantasías la que esta tocando mi puerta, acechando mi hogar, interrumpiendo mi sueño y tranquilidad.
Esas que no pueden ver, haciendo luces para buscar una posible pareja sexual, bien jugaron con mi corazón y fusilaron mi cabeza.

- ¿Hay alguien allí afuera? -
Nadie contesta, sin embargo siguen golpeando.
Sonando unas cuerdas, un fondo musical, totalmente maquiavélico.
El deslice de dedos masculinos sobre cuerdas tibias de carne. Tibias de necesidad.
- ¿Hay alguien allí afuera? -
Siguen golpeando.

Me acerco a la puerta, apoyando ambas manos. Intentando así saber que se esconde tras la delgada madera importada.
Huele a amapolas. A miedo.
Distingo destellos de luz eléctrica por debajo de la puerta. Y por la cerradura cruzan gusanos, que terminan retorciéndose en el suelo.
Se me viene un recuerdo a la mente. Un viejo libro que leí, no recuerdo su nombre.
- Toc, Toc, Toc -
Descuelgo y me pongo de manera desordenada mi saco negro y apolillado.
Apago la T.V.
Me paso la mano por mi cabello rubio para así acomodarme mi sombrero favorito.
Prendo un cigarro y a apoyo la mano en el frio picaporte de la entrada.
Ese que se había congelado en el último invierno.
Ya recordé el nombre del libro.
Gire el picaporte y abrí despacio la puerta mirando por un pequeño espacio hacia el cielo.
Llovía a más no poder.
Y me atreví a decir:

- Me ah levantado del sillón -

Empapado allí afuera, estaba El. Con su oscuro saco apolillado y mojado.
Sus labios parecían temblar, por el frio, mientras le daba la última pitada a su cigarro.
Lo deja caer al piso, graciosamente, lo apaga de una suave pisada. Había marcado mi parquet.
Quitándose el sombrero y sacudiéndose sus rubios cabellos, dice:

- Disculpe, no quería molestarlo. Eh tocado en las demás casa, pero nadie contesta. Gracias por no dejarme afuera -

Y sin dudarlo entra, me esquiva y cuelga el saco en el perchero de entrada.
Me mira desde dentro y me dice:

- Allí esta mi bote. Lléveselo, afuera lo espera un mar de penas y leyendas -
- Siempre lo mismo – Respondo con naturalidad.

Me entrega su sombrero y yo le doy el mío.
La lluvia se empeña en pisarme como a una desagradable cucaracha o uno de esos insectos que nadie quiere en su casa.
El visitante prende la T.V. y se sienta en su sillón.

Debería volver a leer ese libro.
Termino de cerrar la puerta, doy una gran pitada a mi cigarro, y me dirijo vagamente a mi bote.